Se ha ido el Guardián


Se ha ido el Guardián. Jamás olvidaré tu última mirada, sé que me pedías auxilio, pero, créeme, yo no podía hacer nada por aliviarte. Has sido un Guardián valiente, que siempre has defendido tu territorio de una forma ejemplar sin importarte tu estado de ánimo, sin pedir nada a cambio. Eras serio, como correspondía a tu oficio, pero tierno con tus amos. Siempre me ha sorprendido tu ingenio para que te entendiese las cosas y sensaciones que querías decirme. ¿Cómo adivinabas a tanta distancia nuestra llegada? Estoy seguro que nos volveremos a ver y entonces vendrás a mí, como tantas y tantas veces, moviendo el rabo con la alegría que solo los de tu raza sabéis hacer. Hasta otro día Guardián.

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